Esas Historias

Mykonos (Grecia)

Hoy he tenido la oportunidad de conocer una de esas historias que te dan un soplo de aire fresco en el corazón. De esas historias que cuando te encuentras con ellas (cosa que pasa pocas veces en la vida) te dejan tan marcado como el último abrazo que le das a alguien antes de despedirte para siempre. Por un lado, reconforta, y por otro, ante la certeza de que es el último, te deja un vacío difícil de describir. Una sensación de desasosiego inmensa con retranca para el resto de tus días. Aun así, nunca te arrepientes de haberlo dado. Eso por supuesto.

Esa historia que te comento, he de confesar, he sido reacio a acercarme a ella y descubrirla por circunstancias personales que, tonto de mí, creía me iban a hacer más daño que beneficio. Pero, luego he pensado: ¿qué mejor que este contexto para aprovecharlo y conectar aun más con esa historia? Sinceramente, y como esto va de seguir confesando, si la hubiera conocido antes, tan solo 3 meses atrás en mi vida, hubiera pasado por una historia más. ¡Qué importante es el momento vital por el que pasamos para dejarte llevar por los sentimientos, fluir y conectar con las historias! Es la manera perfecta de conectar contigo mismo.

Y es que, siguiendo con las historias, estas pueden tomar cualquier formato. Una buena historia puede estar encerrada en una canción, sobrevolar una serie, incluirla dentro de una película o de la memoria de uno de tus abuelos. Da igual. Las historias que dejan poso son bonitas, inesperadas, reconfortantes y melancólicas. Y siempre están ahí, cuando menos te lo esperas, para levantarte el ánimo y abrirte la puerta a la esperanza de que todo puede cambiar a mejor, cosa que, he de confesar de nuevo, me estaba empezando a costar ver antes de conocer esta historia con la que me encontré hoy.

Antes de acabar, me gustaría hacer una advertencia o, más bien, pedir un deseo para cualquiera a quien pueda interesar: ÁBRETE. Sí, ábrete a conocer historias grandes, pequeñas, epopeyas siderales, de amor, de traición, de venganza medieval o de ópera espacial. Da igual. Accede a ellas con curiosidad genuina, con ojos de niño que descubre por primera vez algo nuevo. Adéntrate, por que nunca sabes cuando tu corazón latirá en la misma frecuencia que el de esa historia que estás apunto de descubrir.

Por último, sólo queda dar las gracias.

Anterior
Anterior

In-dependencia

Siguiente
Siguiente

Poliamor